La tragedia de Uvalde se repetirá aunque se prohíba la venta de armas. Basta que alguien tenga un revólver de seis disparos. El problema es la permisividad de la vida actual. Es necesario regresar a la vida de restricciones, aunque eso pudiera suponer una falsa limitación en el ejercicio de derechos humanos, porque el principal derecho humano que es la vida misma hoy está en riesgo como nunca antes.