Ningún jefe de Estado ha dañado tanto su insigne investidura como López Obrador. La devastación comenzó después de su toma de posesión cuando, ante la nación, en un país laico, con la honorable banda tricolor cruzada en el pecho, se arrodilló frente a unos chamanes y se sometió a un proceso de "purificación" (que, por lo visto, nunca prosperó...). AMLO le pierde el respeto a su alta dignidad política al insultar a sus opositores y críticos llamándolos señoritingos, peleles, títeres, mafiosos, pirrurris, achichincles, chachalacas, entre otros epítetos y calumnias, en lugar de establecer un diálogo respetuoso y civilizado con sus opositores, a quienes, además, todavía chantajea con la UIF, la FGR y el SAT al servicio de su intolerancia.
Abogado por la UNAM. Dedicado a investigar la verdad oculta de la historia de México, ha escrito 20 novelas históricas y 5 ensayos de diversa naturaleza. Ha impartido conferencias en México y en el extranjero. Es conductor de un programa de televisión y comentarista en distintos medios de radiodifusión. Ha publicado más de 4,000 artículos. Es columnista en el diario Reforma, en El País y en el Chicago Tribune, Hoy, entre otros más.