Cuánto esfuerzo hicieron Claudia Sheinbaum y su equipo para que no tuviéramos que volver a estar en semáforo rojo en la Ciudad de México. Todos sabemos que el segundo encierro va a costar más empresas, más empleos, más angustias, más dolor. La tragedia se siente interminable. Ojalá pudiéramos haber frenado los contagios. Sin embargo, mientras que no estén vacunadas dos terceras partes de los habitantes de la zona conurbada, poco podrá hacer la jefa de Gobierno si nosotros no asumimos nuestra responsabilidad individual. Uno de los retos más complejos de la pandemia es precisamente ése: cada una de nosotras tenemos que hacer algo para que no se propague el virus. A estas alturas, además, ya sabemos exactamente qué hay que hacer. Se trata de asumir, cada vez que tenemos que estar fuera de casa, que puedes o te pueden contagiar y que, por tanto, hay que cumplir a cabalidad con las medidas de distanciamiento social. Mientras que los contagios y las muertes vayan en aumento, ello quiere decir que los capitalinos estamos eludiendo nuestra responsabilidad individual (como también está sucediendo en muchas otras partes del país).
Profesora investigadora de la División de Estudios Jurídicos del CIDE, Doctora en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, licenciada en Derecho por el ITAM. Magaloni es precursora en México de los estudios empíricos sobre las instituciones de justicia, con énfasis en la SCJN, el juicio de amparo y el sistema de persecución y enjuiciamiento penal mexicanos. Entre sus recientes publicaciones está "La Suprema Corte y la transición jurídica en México".