Notre Dame
Guadalupe Loaeza EN REFORMA
Y vaya que fue todo un drama, no nada más para los parisinos y los franceses, sino para el mundo entero, ver a Nuestra Dama de París abrazada por las flamas. Tanta historia no podía convertirse en una montaña de cenizas, de uno de los monumentos más emblemáticos de París. Como muchos turistas de todas partes del mundo, fui a Notre Dame, muchas veces. Más que a la catedral en sí; fui a rezarle a Virgen de Guadalupe, cuya capilla se encuentra en una de las laterales, por cierto la más visitada y la única que siempre tiene flores frescas. Fui rogarle para que aprobara mis exámenes de francés, fui a suplicarle para que mi novio parisino de entonces se casara conmigo; fui a pedirle por la salud del abuelo de mis hijos y por último, fui a implorarle para que ganara nuestra Selección en el Campeonato Mundial de Futbol. En algunos casos la guadalupana me hizo el milagro y en otros no. Sin embargo, cada vez que visito París, procuro visitarla y pedirle por México. Celebro que a pesar del incendio siga la virgen allí en su capilla rodeada de viejas piedras. Ahora le pediría que se reúnan muchos fondos para la reconstrucción.
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores