Nosotras, las mujeres
Guadalupe Loaeza EN REFORMA
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"Ocho mujeres y un hombre", decía doña Lola, cada vez que le preguntaban cuántos hijos tenía. Lo decía con orgullo, ella que valía por diez. "A todas ellas les he dado armas para la vida", le comentaba a sus amigas, es decir que fuéramos audaces, leídas, viajadas y de ser posible con una carrera, eso evidentemente no era una obligación, pero para ella, la educación era fundamental y hablar idiomas, un requerimiento. Todas comenzamos a trabajar y a contribuir para los gastos de la casa desde muy jóvenes. Lo importante, para ella, era salir adelante y casarse. No obstante, había algo que le quitaba el sueño y que compartía preocupada con su marido a las tres de la mañana. "¿Cómo vamos a casar a tanta niña, sin dote?". Sin embargo nos casó a todas y sin dote. Como buena francófila, lo que le daba más ilusión era que nos casáramos con franceses, tres cumplimos sus deseos.
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores