Pensé que quería escribir sobre la muerte porque soy mexicana. Pronto me di cuenta que no, lo que yo quiero es escribir sobre mis muertos y he sentido un pudor tan profundo que casi me arrepiento. Nombrar a mis muertos es un privilegio. Poder nombrar a mis muertos es quizá el privilegio más elevado en este país, el lujo más exquisito en este México del 2020.
Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Editorial Plaza y Valdés). Ha colaborado en El Cultural de La Razón, The Washington Post, SinEmbargoMx, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ, Revista SOHO y otros medios. Desarrolla guiones para cine, teleseries y audioseries.