No queremos héroes

Era un parque de la Ciudadela, un día raro de junio de 1995, agrisado. Mis amigas y yo caminábamos rumbo al Metro Balderas, salíamos de la vocacional 5 y un perrito callejero más sucio que el gris del día caminaba tras nosotras. Nos reíamos cuando un silbido repentino nos hizo levantar las orejas igual que al perro, animales en guardia. Tres muchachos corrían desaforados, detrás de ellos venía una turba de compañeros de la vocacional. Corrimos a resguardarnos en una jardinera porque tuvimos miedo, la violencia reverbera, anticipa el peligro.