A raíz de la explosión populista de la última década se ha escrito mucho, en todo el mundo, sobre la noción del "pueblo" que los movimientos populistas tratan de reivindicar. A muy grandes rasgos, el de los populismos de derechas suele ser un pueblo moralmente conservador, a la defensiva, definido según atributos culturales, étnicos o religiosos tradicionales que se perciben en riesgo y cuyo ideal está en un pasado que se ansía restaurar. El de los populismos de izquierdas, en cambio, suele ser un pueblo de moral progresista, al ataque, entendido a partir de condiciones socioeconómicas, sobre todo de clase, cuya aspiración a emanciparse de sus carencias se conjuga en tiempo futuro. En México se podría decir que el pueblo del populismo obradorista combina características de ambos: es de derechas por el horizonte temporal en el que se proyecta, es de izquierdas por el énfasis que pone en la pobreza.
Carlos Bravo Regidor (Ciudad de México, 1977). Es internacionalista por El Colegio de México e historiador por la Universidad de Chicago. Actualmente se desempeña como analista político y consultor independiente.