Los representantes nacionales que discrepan del Presidente son delincuentes. Así lo dejó dicho el Presidente con mucha claridad. No hablaba de "traición a la patria" a la ligera. Se refería a un tipo penal concreto y, para que la cosa se entendiera, dio lectura al artículo 123 del Código Penal Federal. El delito de los discrepantes podría llevarlos a pasar cuarenta años en la cárcel. A su juicio no había duda de que el tipo penal se había cubierto con el crimen de votar contra su proyecto. Su rechazo a una iniciativa de reforma constitucional era, nada menos, que un acto contra la independencia, la soberanía y la integridad de la nación. A las cosas por su nombre. Nada de hipocresías: ser oposición es un delito.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.