La tendencia a la apreciación del peso mexicano tuvo un punto culminante a principios de la semana pasada, cuando la paridad tocó prácticamente los 19.00 pesos por dólar. Esto ha puesto en aprietos al banco central porque tendrá que decidir entre aprovechar este evento para tratar de moderar o pausar su política monetaria o seguir adelante, con la seguridad de que la inflación podría bajar más rápido de lo que se espera.