OPINIÓN

MIRADOR / Armando Fuentes Aguirre EN REFORMA

1 MIN 30 SEG

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Año de 1577. Un grupo de hombres de la Europa se dirigían a buscar oro en el norte de la Nueva España. Tras cruzar el desierto se toparon con un oasis de verdor, un valle en cuya altura brotaba un salto de agua pequeñito. Era el 25 de julio, día del apóstol Santiago. El clima bonancible, la tierra promisoria, la abundancia de manantiales los invitaron a quedarse. Fundaron una población a la que dieron el nombre de Santiago del Saltillo.