OPINIÓN

MIRADOR / Armando Fuentes Aguirre EN REFORMA

1 MIN 00 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
El día que el padre Pater falleció se llevó una gran sorpresa: llegó al Cielo. No esperaba verse ahí. Nunca había pecado gravemente, es cierto, pero tenía una culpa que a nadie reveló jamás: no creía en Dios. En algún momento de su vida, sin darse cuenta, se había vuelto ateo.