El consentido del régimen ha mostrado su naturaleza. Se le ha presentado como la única estructura confiable del Estado mexicano, una corporación eficiente y ahorrativa que encarna al pueblo verdadero. Nadie ha hecho mayor publicidad a los uniformados que el presidente López Obrador, quien suele contrastar la austera eficiencia de los militares con el dispendio y la arrogancia de los encorbatados. Los soldados obedecen y resuelven problemas, los técnicos lo embrollan todo encerrados en el laberinto de sus procesos. Los militares son el pueblo mismo y están, por ese hecho, por encima de cualquier sospecha.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.