Ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador llegó a la Casa Blanca para celebrar la entrada en vigor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) y, entre otras cosas, reafirmar la importancia del respeto a las personas migrantes mexicanas. En teoría, no quedaría más que decir enhorabuena; la crisis de salud mundial solo ha resaltado la dependencia de la labor de personas migrantes. Contando con un capítulo laboral y provisiones sobre migrantes y equidad de género, el TMEC presenta una oportunidad sin precedentes de impulsar los derechos de quienes sostienen las economías de México y de Estados Unidos. Sin embargo, antes de empezar a celebrar, tendremos que evaluar la manera en la que el acuerdo será implementado y definir si sus provisiones laborales serán tomadas en serio.