Una capa metálica en la ventana de su coche le salvó la vida a Ciro Gómez Leyva. El blindaje detuvo la muerte. A unos centímetros de su cabeza, los proyectiles asesinos. ¿A dónde hemos llegado? La muerte ronda el periodismo en todas sus órbitas. No es el riesgo que corren los reporteros que trabajan en las zonas capturadas por el crimen. Es el peligro que corren los periodistas más visibles, más reconocidos, más poderosos. Un periodista profesional, y respetado estuvo a punto de morir en la capital del país. Imposible saber quién buscaba su muerte. El hecho es que los criminales pudieron detener su paso y rociar su coche con plomo sabiendo que corrían poco riesgo. En nuestro país es más peligroso investigar un asesinato que cometerlo. La impunidad cobija y estimula al crimen.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.