Todo lo que sé de las relaciones humanas lo sé por lo que siento, todo lo que sé del mundo y que integro a mi conocimiento fundamental lo sé por lo que siento, quiero decir que el componente emocional es consustancial al proceso cognitivo. Pero corren tiempos que hacen volver a una pregunta filosófica fundamental: ¿dónde terminan las fronteras del yo? Hacia fines de los años 90, Andy Clark y David Chalmers escribieron sobre la mente extendida ejemplificando con dos personajes ficticios: Inga y Otto, Inga recurre a su memoria cuando necesita ir a un sitio y Otto recurre a un cuaderno donde anota las direcciones y las consulta.
Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Editorial Plaza y Valdés). Ha colaborado en El Cultural de La Razón, The Washington Post, SinEmbargoMx, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ, Revista SOHO y otros medios. Desarrolla guiones para cine, teleseries y audioseries.