En el 2002 decidimos realizar un estudio para conocer cuáles eran los esquemas de tratamiento que recibían los pacientes infectados por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), cuál era su evolución y con base a la revisión poder establecer guías terapéuticas. Había que revisar los últimos 6 años (1996-2002), y al estar checando los expedientes de mis pacientes me encontré con tratamientos que en su momento eran correctos pero que 6 años después eran penosos. Cuando presenté el trabajo en un congreso decidí terminar la plática diciendo: "No soy infalible, el 50% de las recomendaciones que hoy les doy, son erróneas; el problema es que hoy ni ustedes ni yo sabemos cuál es ese 50%".