María (muy) bonita
Guadalupe Loaeza EN REFORMA
El lunes, hizo exactamente 15 años me permití anunciar en este mismo espacio de nuestro periódico, el nacimiento de mi primera nieta, María. En ese lapso he festejado con ella, sus hermanos y padres, cada uno de sus quince cumpleaños. Nunca imaginé que para su aniversario décimo quinto, uno de los más importantes en la vida de una mujer, no podría besarla, abrazarla, ni mucho menos cantarle Las Mañanitas, debido a la pandemia cuyo pico se encuentra en lo más alto de hospitalizaciones desde que empezó el Covid-19. Vaya riesgo para una abuela que ya no se cuece al primer hervor. Sin embargo, el domingo, justo a la medianoche, le escribí una carta:
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores