El régimen quiere clausurar, desde dentro, la puerta por la que accedió al poder. Las iniciativas del Presidente que respalda la candidata del oficialismo tienen una marca inequívocamente autoritaria. Ya se ha dicho: restringen el pluralismo, debilitan los arbitrajes, fijan el militarismo. Anulan el régimen constitucional. Nada menos. Se visten, por supuesto, con fraseología democrática, pero pretenden regresarnos a la época en la que una persona podía tronar los dedos y cambiar la Constitución. Desde la misma ruta que traza el Presidente, la propuesta es una ofensa al pluralismo. Se pretende cambiar las reglas del juego político sin escuchar la voz de quienes no forman parte del bloque gobernante. Ningún gesto hay en la Presidencia ni en la candidata del continuismo para hacer del diálogo la ruta para rehacer el marco constitucional. Lo que se pretende es la toma de la Constitución.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.