Males que agobian
DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN REFORMA
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Tres amigos se hallaban en una mesa de café. Llegó otro y se sentó con ellos. Los tres se hallaban en silencio. Uno exhaló un suspiro pesaroso. El segundo dejó escapar un asomo de gemido. Y por la mejilla del tercero se deslizó una lágrima. Dijo el recién llegado: "Están hablando del país, ¿verdad?". En efecto, muchos motivos hay para estar tristes ante el panorama nacional. La criminalidad rampante y la inseguridad que provoca la delincuencia organizada; el aumento de la pobreza; la creciente inflación; la crisis del sistema nacional de salud; la embestida del régimen en contra de las instituciones nacionales; la militarización de la vida pública y la pérdida de la esencia de las Fuerzas Armadas; los indicios, cada vez más numerosos, de que se está instaurando en México un maximato personalista, absolutista, populista, todo eso es causa de que los mexicanos conscientes estén poseídos por sentimientos al mismo tiempo de indignación y de pesar por lo que está sucediendo en el país. Muchas cosas muy malas vimos en los sexenios anteriores, pero en ninguno de los recientes se atentó en forma tan visible y tan flagrante como en éste contra la integridad constitucional y las instituciones democráticas. De ahí el suspiro, el gemido y la lágrima de aquellos tres silenciosos contertulios del relato con que empezó esta desolada reflexión. Yo también estoy triste por los males que agobian a la maltratada nación en que vivimos, tan hermosa, tan rica en recursos de todo orden, y sin embargo, tan lastimada por esta nueva casta de políticos que a sus inocultables corruptelas añaden la ineficiencia y el apetito desbordado de poder, y que por eso han resultado peores que los malos gobiernos que hemos padecido. Las burdas arremetidas del locuaz Caudillo de la 4T contra sus críticos motivan un sentimiento de inquietud entre los disidentes que señalan sus malas acciones, por las injuriosas descalificaciones con que el monarca responde a quienes se le oponen. En fin, repasemos la historia de México -la verdadera, no la inventada por los historiadores presupuestarios, ahora más amparados y protegidos que nunca- y recordemos que nuestra patria ha atravesado por etapas considerablemente más graves que la que ahora estamos viviendo. Un pensamiento, sin embargo, llega a nuestra mente. ¡Ah, qué gran país sería México, si no fuera por los malos políticos que tanto lo han lastimado y tan villanamente se han aprovechado de él en vez de buscar su progreso y el bienestar verdadero de sus habitantes!... Pasemos a más ligeros temas... El profesor Erector, científico septuagenario, salió de su laboratorio luciendo en el rostro una amplísima sonrisa y en la entrepierna una visible elevación. Uno de sus asistentes les comentó a sus compañeros: "Parece que por fin el maestro encontró la fórmula de la eterna juventud"... Un tipo le preguntó a otro: "Si tuvieras que vivir en una isla desierta, ¿qué sería lo mejor que llevarías contigo?". Respondió el otro: "Una Biblia". Dijo el primero: "Yo llevaría conmigo una mujer guapa y ardiente". Acotó el otro: "Dijiste 'lo mejor', no 'lo mejor de lo mejor'"... En el Bar Ahúnda un sujeto les comentó a sus contlapaches: "Mi hijo mayor no fuma, no bebe, no es mujeriego. Es honrado, responsable y trabajador. Me pregunto si yo soy su verdadero padre"... El marido le dijo a su mujer: "Sé que tienes relaciones adulterinas con un amigo mío del club, con otro amigo mío del café, con otro amigo mío de la oficina y con otro amigo mío del equipo de futbol". Contestó, retadora, la desfachatada pecatriz: "Sí, ¿y luego?". Le reclamó el esposo, airado: "¿Qué no puedes buscarte tus propias amistades?"... FIN.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.
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