COLABORADOR INVITADO / Estefania Medina Ruvalcaba EN REFORMA
Pilas de expedientes polvorosos, una rejilla en donde es imposible ver a las personas acusadas, un funcionario que no es el juez haciendo las preguntas del juez, ministerios públicos y policías dispuestos a que las constancias y los partes digan lo que tengan que decir a cambio de "impulsos procesales" de preferencia en billetes de quinientos. Todo esto se llamaba justicia penal. Esa era la forma en la que se impartía "justicia" antes de que en 2008 la publicidad que obliga el sistema penal acusatorio nos llevara a salas de audiencias en las que todos los involucrados, pero sobre todo periodistas y ciudadanos pueden presenciar directamente y en tiempo real lo que pasa en un proceso penal.
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