Los Rojo
Guadalupe Loaeza EN REFORMA
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Una de las parejas que más ilusión me daba, sin duda era la que formaban la escritora y licenciada en psicología Bárbara Jacobs y el pintor Vicente Rojo. Cuando, de vez en cuando, los advertía juntos, los imaginaba, tal como los describe en su espléndido reportaje Adriana Malvido, publicado en el "Confabulario" de El Universal (20 de marzo). A pesar de que ambos estaban felizmente casados con su respectiva pareja, ella con el escritor Tito Monterroso y él con la científica Alba Cama, el destino quiso que al quedar ambos viudos, justo al mes de que muriera Alba murió Tito, decidieron unirse porque: "El nuestro es un amor derivado de la amistad", a pesar de que siempre fueron tímidos, callados y reservados "se fueron los dos sociables y los dos huraños nos casamos". Ya juntos, descubren, que "no nos conocíamos". Malvido nos dice en su amorosa entrevista a los dos artistas, que las dos parejas eran en efecto, muy buenos amigos: "viajaban los cuatro, iban a ver exposiciones juntos, se hablaban por teléfono para un chiste o un chisme... o para hablar mal de la gente, que para eso son los amigos ¿no? Si no qué caso tiene". Así me los imaginaba: chismosos, divertidos y con una profunda complicidad intelectual. "Ser divertido es importante. Una forma de salvación de la vida contemporánea y también de muchos otros siglos, es el humor. Si no fuera por eso, los seres humanos no nos hubiéramos repuesto de tanto horror y nosotros dos nos divertimos mucho", apuntó Vicente Rojo en la entrevista.
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores