OPINIÓN

Los retos de la vacuna en México

COLABORADOR INVITADO / Rafael Prieto Curiel EN REFORMA

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Al día de hoy, hemos aplicado en México la primera dosis de la vacuna contra COVID-19 aproximadamente a solo una de cada mil quinientas personas. Las dosis que nos han llegado, como en el resto de los países, han sido en cantidades sumamente limitadas. La demanda global y la bajísima disponibilidad son el primer obstáculo que fricciona nuestra vacunación y así será por semanas. Sin embargo, mientras más vacunas sean aprobadas y su producción se acelere, el número de vacunas dejará de ser el principal reto. En unos meses, la logística en nuestro país y nuestra reacción colectiva serán los temas más complejos, pues involucran no solo la estrategia por parte del gobierno, sino a todos nosotros. Acercar lo más posible la vacuna a pequeñas poblaciones o zonas rurales, donde vive la tercera parte del país, será exageradamente complejo y se podría convertir en uno de los obstáculos, pero convencer a millones de personas sobre los beneficios de ser vacunado será un reto de igual magnitud. Obtener la inmunidad depende no solo de traer vacunas sino también, de manera crítica, que las personas quieran ser vacunadas y acudan a un centro de vacunación. Las vacunas, particularmente a inicios del proceso, serán un bien muy escaso y por ello, muy codiciado, que requiere medidas sumamente estrictas de control y seguridad. Si durante la pandemia hemos visto en algunos lugares a personal de salud siendo agredido y a hospitales siendo destrozados por el miedo colectivo causado por el virus, es muy posible que, durante la vacunación, surjan fenómenos sociales muy similares, como poblados en los que no se permita vacunar, o por el otro lado, en los que ganen la rapiña o las vacunas apócrifas, o que la corrupción y el influyentismo sean un elemento central durante el proceso.