En las últimas semanas, los vecinos de la Colonia Santa Catarina (Coyoacán) sufrieron una pequeña ola de robo de autopartes. Esta vez no se trata de espejos, faros, calaveras sino algo mucho más específico: la computadora de sus vehículos. Es decir, el cerebro que controla la mayoría de las operaciones de un auto moderno. El robo es simple: se abre una puerta, se destraba la tapa del motor y con unas tijeras se cortan los cables. En pocos minutos, la computadora que es pequeña y entra en cualquier bolso se aleja del vehículo. Estos aparatos vienen seriados, sincronizados con el auto en particular y es casi imposible clonarlos. La reparación en la agencia oficial puede llegar a la mitad del valor del auto o más. Y lo mejor, es que "curiosamente" ningún seguro (aún los más amplios) cubre el robo de la computadora del auto.