Dos grupos enfáticamente antagónicos se han enfrentado como titanes en la presente elección, encarnando proyectos de nación tan distintos como irreconciliables. Uno aboga por mantener el rumbo, mientras el otro, nostálgico, anhela la restauración de un régimen en agonía. Ambos cuentan con su séquito de pensadores. En tiempos de definiciones, los ríos se bifurcan.