OPINIÓN

Lo que viene

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN REFORMA

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Este año será de política en Coahuila y en el Estado de México. La elección de gobernador en esas entidades será preludio de la presidencial del 24. Así, López Obrador aplicará todos los recursos de que dispone para mostrar músculo ahí. No serán perita en dulce para AMLO, sin embargo, esos procesos. Ambos estados han sido bastiones priistas desde que se recuerda, y en ellos el PRI cuenta con una sólida estructura y una maquinaria electoral bien aceitada. En el Estado de México la delfina del Presidente tiene frente a sí a una candidata fuerte, y además llega a la elección muy cuestionada por diversos hechos irregulares que se le atribuyen. Su paso por la Secretaría de Educación no dejó una buena idea de su desempeño. Por lo que a Coahuila se refiere, la alianza formada por el PAN, el PRI y el PRD cuenta con un buen candidato en la persona de Manolo Jiménez Salinas, quien fue un bien calificado alcalde de Saltillo. Joven de agradable presencia, con buen discurso, carismático, ese candidato es rival de peso para cualquiera que Morena escoja. Y aquí un punto crucial: el partido de AMLO llegará dividido a la elección, pues aunque López Obrador pareció dar bandera verde a Armando Guadiana Tijerina, el guerrerense Ricardo Mejía Berdeja insiste en su pretensión, y no es posible que sus pataleos se den sin contar con la voz de su amo. Dividido llegará el morenismo coahuilense a la elección de este año, en tanto que la alianza partidista que postulará al ex alcalde saltillense da imagen de firmeza y unidad. El principal enemigo que López Obrador tendrá en esos procesos será el propio López Obrador. Si sus acciones siguen dañando a la ciudadanía de clase media y popular, sobre todo en lo que a la economía se refiere, o si comete un error de consideración, eso impactará a Morena en las elecciones. Desde luego, es prematuro aventurar cualquier vaticinio en cuanto a los resultados de esos dos procesos, pero todo indica que serán reñidos y nada fáciles para ninguno de los contendientes. Por mi parte, profetizaré el resultado de los comicios una vez que sea conocido... La sancta simplicitas es una virtud que sólo poseen las almas inocentes. La tenía el padre Jiménez, quien dejó feliz memoria de sí en San Miguel de Allende. Su candor casi infantil lo llevaba en ocasiones a incurrir en involuntarias faltas a la caridad cristiana. Entre sus feligreses había un hombre de fealdad extrema. Era bizco, bisojo, trascorneado, estrabón. Cacarizo el rostro, la pelambre hirsuta, desdentado, constituía la imagen misma de la fealdad. Cierto día el cándido sacerdote predicaba un sermón acerca del pecado. Dijo que era algo muy feo. Entre los fieles vio a aquel hombre. Le dijo: "Póngase en pie, don Fulano, y dese la vuelta para que todos puedan verlo". Obedeció, confuso, el desdichado. Y dijo luego el sacerdote: "¿Ya ven ustedes lo feo que es don Fulano? Pues más, mucho más feo es el pecado". ¿Qué puedo yo decir de doña Uglicia? Que era más fea que un coche por abajo. Pero nunca falta un roto para un descosido, y Uglicia se las ingenió para encontrar esposo. No sólo eso: a los pocos meses de casada dio motivos a su cónyuge para recelar de ella. El celoso marido consultó el caso con cierto amigo suyo. Le dijo: "Sospecho que mi mujer tiene un amante. ¿Qué crees que debo hacer?". Respondió el otro: "Vigílalos, y si los sorprendes en indebido trance rómpele su bastón al tipo en la cabeza, y échale a la calle al perro". El consultante se desconcertó. "¿Por qué piensas que el hombre tiene un bastón y un perro?". Explicó el amigo. "Porque cualquiera que se meta con tu mujer tiene que ser un invidente"... FIN...