Comencemos con lo positivo del partido ante Ghana. Hacía tiempo que la Selección Mexicana no arrojaba tan buenas sensaciones en un partido de preparación. Considerando que son los amistosos los que permiten tener un poco más de margen de maniobra (al no tener la asfixiante presión del resultado), la realidad es que nuestro combinado fue superior al cuadro africano, que terminó mermado y completamente confundido. México entendió el tipo de encuentro, supo encaminarlo y fue capaz de trabajarlo con pulcritud con el paso de los minutos.