¡Llamen al antropólogo!
Eduardo Caccia EN REFORMA
Lo vi, no me lo contaron. Pistola en mano, cadena dorada al cuello, mocasines con emblema de marca italiana, caminó entre la gente arrastrando una bolsa de plástico negra (presumiblemente llevaría un cuerpo victimado), la barba era postiza y la mirada retadora, sus ojos penetrantes quemaban como el peor de los sicarios. Intento describir el horror, la desgracia en una estampa que habla de la descomposición social en México. Describo a un niño de unos 6 años, disfrazado de sicario, que fue grabado en un centro comercial (supuestamente) de Mazatlán.
Nací arqueólogo sin saberlo. Una cueva remota y oscura confirmó mi vocación: lo mío sería desenterrar significados. Veo cosas y escribo y escarbo. Leo para darme cuenta lo poco que sé de todo. Fundador de Mindcode, ayudo a innovar y entender la conducta del consumidor. Hago preguntas para encontrar respuestas y después tengo más preguntas. Lo mío es caminar en la cueva, encontrar la luz y volver adentro. Al final espero un epitafio corto: Signifiqué.