La Ciudad de México ha conocido las personalidades de sus gobernantes: "adictos al mando, alérgicos al liderazgo". Los regentes ordenaban, no conciliaban ni convencían; movilizaban para la operación política. Hemos escuchado historias del Regente de Hierro -Uruchurtu- y sabemos de la Mano Dura de los Jefes del Departamento del Distrito Federal -Corona del Rosal y Martínez Domínguez-, los tres suspirantes a la Presidencia de la República, como otros que ocuparon la Regencia de la Ciudad de México.