La iniciativa electoral del Presidente es más digna del dictador Antonio López de Santa Anna, que del luchador Andrés Manuel López Obrador. Merece más el calificativo de destructora que el de transformadora. No respeta la federalización "en lo que toca a sus regímenes interiores" de los estados de la República. ¿El modelo de comunicación no es mordaza? ¿El dinero de simpatizantes a partidos no abre la puerta al corrupto "moche" y al patrocinio electoral del crimen? No intenta devolverle al pueblo lo robado: su soberanía, quiere debilitar al Poder Legislativo para fortalecer al Ejecutivo. Mete al gobierno en las elecciones. Tiene un vaso comunicante histórico con el Supremo Poder Conservador de 1836, que centralizó el poder y en el fondo soñaba con una monarquía y una purga de disidentes.
Abogado. Estudió en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales y en la Universidad Complutense en Madrid. Diputado Federal en dos ocasiones. Ex Secretario de la Función Pública. Ex Presidente Nacional del PAN. Catedrático del ITAM y la Universidad La Salle. Miembro de la Academia Mexicana de Jurisprudencia y Legislación. Compiló el pensamiento de Carlos Castillo Peraza, "El porvenir posible", Fondo de Cultura Económica.