Fue un partido de altísimas pulsaciones desde el segundo uno de tiempo corrido. Si por arriba del Estadio Azteca pasó algún objeto no identificado, éste seguramente se detuvo para disfrutar desde las alturas lo que ahí debajo se desarrollaba. Y es que el partido para cualquier observador resultaba digno de análisis. Pocas veces en una confederación como la Concacaf, se registran juegos con la dinámica mostrada desde el silbatazo inicial.