Las flores de Becky
Guadalupe Loaeza EN REFORMA
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Así como Francois Vatel (París, 1631-Chantilly, 1671), el inventor de la crema chantilly, organizaba las fiestas del Rey Luis XIV en Versalles, con una obsesión compulsiva por la perfección especialmente en los arreglos florales que irían en la mesa de los invitados de su majestad, así también Becky Alazraki decoraba los floreros de los banquetes de las múltiples bodas que realizó su empresa de eventos, junto con su hijo Alejandro, a lo largo de 35 años. Así como Vatel, jamás se repetía en la decoración de sus mesas, procurando sorprender a los invitados con nuevas creaciones, asimismo era Becky, nunca repitió y mucho menos copió una propuesta por lo general "hecha a la medida" para sus clientes. Y así como Vatel era su crítico más implacable, en el caso de Becky era igualmente perfeccionista en su trabajo. Su meta era dar gusto a sus clientes; primero escuchaba cuáles eran sus deseos para después sugerirles un plan personalizado el cual iba desde la elección de la vajilla, manteles, sillas hasta la asesoría de los candelabros, floreros, vasos y velas.
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores