Las de endenantes
Guadalupe Loaeza EN REFORMA
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Si alguien conocía de memoria tooooodas las palabras y expresiones del léxico popular de los finales de los cincuenta y principios de los sesenta era Enrique mi hermano. "¡Está de pocas tuercas!", exclamaba al referirse a algo espectacular. "¡En la chapa!", opinaba en voz alta, cuando lo había decepcionado alguna situación. "Estaba yo cotorreando el punto... cuando llegó el profesor con cara de pocos amigos... y me dije ¡en la torre!", nos contaba a sus hermanas en la época en que estudiaba en el Instituto México. Y no es que le faltara vocabulario, al contrario, como ávido lector, estos vocablos no hacían más que enriquecer aún más su extensísimo glosario. He de decir que sus cuates, muchos de ellos, por cierto, muy "carita" se expresaban igualito que mi hermano, su lenguaje era como un código para pertenecer a su grupo.
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores