OPINIÓN

Las campanas al vuelo...

Guadalupe Loaeza EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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Dicen que el día de la preinauguración de la catedral de Notre Dame de París, después de haber estado cerrada a causa del incendio del 15 de abril de 2019, la que repicaba más fuerte era la más grande de las nueve, "Marie", instalada en su lugar en 1378. Después fueron apareciendo las demás: "Jacqueline" en 1430, "Gabriel", "Guillaume", "Pasquier", "Thibault", "Jean", "Claude" y "Francoise". La que más amaba Cuasimodo, el capellán responsable de las campanas, era "Marie", era como su amante, hasta que conoció a Esmeralda, la gitana de la que se enamoró profundamente. El escritor francés Victor Hugo entregó la novela Notre Dame de París, el 1 de febrero de 1831. Durante los cinco meses que duró el proceso de escritura, de alguna manera, el alma del autor hizo suya la sonoridad de las campanas de Cuasimodo. La gitana había surgido de los recuerdos de su infancia y de su adolescencia, aunque también de sus sueños. Cree, sin a la vez dejar de dudar, en la fatalidad, la cual se expresa en la palabra griega "Ananke" (la diosa griega de lo inevitable) escrita sobre los muros de esta inmensa iglesia, como un fénix de dos cabezas, que emergen en medio de París. (Max Gallo).