Ayotzinapa nos recuerda que somos un Estado fallido
Han pasado cinco años y seguimos sin saber nada. Casi nada. Pero lo que sí sabemos debería bastar para calibrar el país que somos, que no hemos dejado de ser: 43 jóvenes, muy jóvenes estudiantes de una escuela normal rural en Guerrero -una de las zonas más pobres y abandonadas del país-, desaparecen una noche a manos de una combinación de criminales y fuerzas de seguridad, con la complicidad de otras fuerzas de seguridad, y el Estado -ese Estado que debió haber sido responsable de protegerlos- no ha sido capaz, a cinco años, de resolver ni uno solo de los detalles del caso: de descubrir su paradero, de señalar y enjuiciar a los culpables o de desentrañar, así sea mínimamente, la verdad.
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(México, 1968). Es autor de la novelas En busca de Klingsor, El fin de la locura, No será la Tierra, El jardín devastado, Oscuro bosque oscuro y La tejedora de sombras. Y de ensayos como Mentiras contagiosas, El insomnio de Bolívar y Leer la mente. En 2009 obtuvo el Premio José Donoso de Chile por el conjunto de su obra. Sus libros han sido traducidos a 25 idiomas. En 2014 se publicará su novela Memorial del engaño.