Esperanza, una mujer de 62 años con diabetes mellitus tipo II e hipertensión arterial sistémica, era atendida hasta el 2018 en una clínica para el control de sus padecimientos. A finales de ese año se sentó con sus tres hijos y les explicó que a partir del 2019 su cuidado médico iba a ser de lo mejor. Ya iba a tener citas bien programadas, ya que en ocasiones tenía cancelaciones; sus estudios iban a estar a tiempo, pues a veces se retrasaban hasta por 7 días, e iba a tener derecho a ser atendida en los mejores hospitales del país. A los 3 hijos les pareció una gran idea y compartieron su alegría.