COLABORADOR INVITADO / Gabriela Warkentin EN REFORMA
El presidente parece empeñado en dilapidar lo poco que le queda de oportunidad de ser el presidente de todos. Sí, de todos, no solo de los que lo adulan sino incluso de quienes lo detestan, el líder de LA nación en momentos de una crisis brutal (que apenas comienza) y en medio de la sacudida global que esta pandemia asestó a la humanidad. Pero a golpe de ocurrencias, descalificaciones y estrategias divisorias, el presidente se mira cada vez más solo. Porque aun quienes hoy todavía aprueban su gestión, que siguen siendo millones de mexicanos, pronto también a ellos les habrá pasado factura no solo la condición del país, sino también la calidad de un liderazgo que se empecina en ser de nicho.