No hay equipo más bohemio que el León. Cuando saca la guitarra todos guardan silencio porque saben que viene algo bueno. La única cuestión es que decida tomar el instrumento para deleitar al público. No siempre quiere pero cuando lo hace, escarba emociones, las saca a flote y eriza la piel. A veces pienso que al León no se le otorga el reconocimiento que merece. No es que lo necesite tampoco pero, lleva años siendo uno de los equipos más consistentes en un reino donde lo que menos radica es la consistencia.