La Merkel
Guadalupe Loaeza EN REFORMA
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Con su eterno saco de diferentes colores, de tres o cuatro botones, su pantalón negro y sus zapatos bajos, Angela Merkel se despide, después de 16 años, como canciller de Alemania. De que los alemanes van a extrañar a la Mutti, como la llaman, es un hecho. Seguramente extrañarán su peculiar carisma, entre autoritario y encantador, pero sobre todo echarán de menos su fiabilidad, rigor, eficacia y como la líder más influyente del mundo. Las que sin duda no extrañarán a la canciller son las feministas. A lo largo de su larguísimo periodo, fue notoria su absoluta neutralidad respecto al aborto. A pesar de ser un ejemplo para toda una generación de mujeres, muchas feministas opinan que la Merkel en realidad es: "un conservador como los otros". Aunque recientemente se declaró feminista, esta política de derecha conservadora siempre manifestó un profundo desinterés respecto al tema, no obstante fue ministra de Las Mujeres y de la Juventud, entre 1991 y 1994. "Sobre las cuestiones del aborto, de la falta de igualdad salarial, la violencia contra las mujeres, y la participación legal para ocupar trabajos de dirección, casi nada ha cambiado en los 16 años de su mandato", dice Margreth Lünenborg, profesora de comunicación de la Universidad de Berlín. Muchos aseguran que en realidad la Merkel dirigió a su país como un hombre conservador. "Jamás puso su femineidad por delante, al contrario, siempre quiso ocupar la arena política como un hombre. Estratégicamente hablando, evitó tomar partido en la política de las mujeres. No le gusta que la asocien con su causa y no desea tomar partido ni por los hombres ni por las mujeres", opina Ronald Pofalla, jefe de la Cancillería Federal. Hay que decir, sin embargo, que debido a su gran genio político, muchos hombres de Estado envidian a esta madre de la nación. No es de sorprender entonces que después de tantos años de merkelismo su popularidad se haya conservado intacta tanto en Alemania como en otras partes del mundo, especialmente Francia. Incluso hay muchos que la ven como la próxima líder de la Unión Europea. No hay duda, la Merkel siempre aparecerá como la primerísima canciller de Alemania. "Mi hijo me preguntó recientemente si su puesto podría ser ocupado por un hombre", comenta divertida Anja Wagner-Scheid, de la Unión de Mujeres de la CDU (la Unión Demócrata Cristiana).
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores