La apuesta de cualquier régimen democrático es que sea el derecho y no la imposición y la fuerza la manera de resolver nuestras diferencias con el poder y los poderosos. Ese es el papel que está llamada a desempeñar la Suprema Corte de Justicia en este momento de nuestra historia. Me causa vértigo ver que el presidente López Obrador amenace cada vez más con debilitar la legitimidad de nuestros jueces. La reforma que extiende el periodo de Zaldívar es en extremo desafiante. ¿Cómo logrará la Corte establecer de forma creíble, para todos, los límites constitucionales al ejercicio del poder en este contexto? En un país en donde todos estamos peleados es muy irresponsable jugar con la credibilidad del último árbitro. Ello, en términos políticos y constitucionales, debería ser inadmisible.
Profesora investigadora de la División de Estudios Jurídicos del CIDE, Doctora en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, licenciada en Derecho por el ITAM. Magaloni es precursora en México de los estudios empíricos sobre las instituciones de justicia, con énfasis en la SCJN, el juicio de amparo y el sistema de persecución y enjuiciamiento penal mexicanos. Entre sus recientes publicaciones está "La Suprema Corte y la transición jurídica en México".