En sociedades polarizadas es muy complicado arbitrar jurisdiccionalmente los conflictos que tienen que ver con el poder y los poderosos. Aquí estamos a punto de comenzar a desmontar el sistema de justicia tal y como lo conocemos, aunque la inmensa mayoría de los asuntos que resuelven los jueces no tiene nada que ver con los conflictos que polarizan a la sociedad. Así de complicado es que un sistema de justicia funcione correctamente en un entorno de tanto antagonismo. La polarización destruye los basamentos de la racionalidad compartida y de la búsqueda de acuerdos o consensos. Y eso mismo derriba la capacidad de los jueces y los procesos judiciales para arbitrar los conflictos.