La inflación
DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN REFORMA
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Lord Feebledick invitó a sus convecinos al baile anual que para celebrar el aniversario del nacimiento de la reina Victoria organizaba cada año en su casa de campo. Durante el festejo notó la ausencia de su esposa, lady Loosebloomers. Pensó que algún intempestivo malestar la habría obligado a retirarse a sus habitaciones y fue a buscarla en ellas. La halló en la alcoba entregada a una acción por demás pecaminosa con el reverendo Prick, pastor de Upton Abbey, la iglesia comarcana. Antes de que el encrespado caballero pudiera pronunciar palabra habló, solemne, el predicador: "Le ruego que entienda, milord. Ni su esposa ni yo aprobamos el baile"... Un lenguaraz beodo se plantó en el centro de la atestada cantina y proclamó a voz en cuello: "¡La mitad de los que están aquí son culeros!". Esa expresión de vulgo designa al que es cobarde, medroso o timorato (por orden alfabético). Un fortachón sujeto se levantó de su mesa, alzó por las solapas al borracho y le espetó en su cara: "¡Le exijo que se desdiga!". "Está bien -se avino el ebrio-. La mitad de los que están aquí no son culeros"... El galán se sorprendió sobremanera: su dulcinea llevaba el cinto de su vestido a la altura de los tobillos. Explicó ella: "Mi mamá me dice que no deje que me toques nada que esté más abajo del cinto"... Me apena hablar aquí de Meñico Maldotado. Ninguna culpa tiene el infeliz de la minusvalía que lo aqueja: pobreza de atributo varonil. Natura se mostró con él avara y cicatera, y le dio en esa parte una escasísima porción, menor que la que recibió Tom Thumb, quien al decir del célebre empresario P.T. Barnum era el hombre más pequeño del mundo. (Si de estatura moral se trata, nuestra actual escena pública está llena de hombres mucho más pequeños que él). Pese a su condición -o falta de ella- Meñico casó con Pirulina, muchacha sabidora. Lo vio ella por primera vez al natural y le dijo: "¡Ay, Meñico! ¡Es cierto que hay crisis, pero tú exageras!". Dicho sea de paso, y sin que esto represente crítica a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, hay una forma de discriminación contra el hombre, injusticia de la cual debe tomar nota la ONU a través de su correspondiente oficina. Una mujer con poco busto o escaso caderamen tiene la posibilidad de recurrir a un cirujano plástico a fin de que le aumente las bubis o las pompas, y después de la operación puede andar muy orgullosa con una nueva proa enhiesta o un eminente nalgatorio recién estrenado, pero un varón con reducido atributo varonil no dispone de ese recurso aumentador. Debe entonces resignarse a su aciago destino, y advertir a su pareja, antes de cada trance amatorio, que el tamaño no importa, que lo importante es la técnica, bla bla bla. Todo esto lo digo en alusión a un fantasma que hoy por hoy recorre a México: la inflación. Ciertamente hay crisis económica generalizada, primero por la pandemia y ahora por la guerra del hideputa Putin, pero nuestros gobernantes parecen incapaces de poner freno a la continua alza de los precios, que ha reducido considerablemente el valor adquisitivo del salario y está causando daño grave a la economía de los hogares. La inflación es galopante, si me es permitido ese símil equino, e incluso los economistas ya se percataron de ella, aunque haya sido después que las amas de casa. Los aumentos en el precio de las gasolinas, que AMLO niega una y otra vez, y la rampante delincuencia en las regiones productivas harán más grave el problema, y la inflación provocará que muchos mexicanos de clase media caigan en la pobreza, y muchos pobres lleguen a la miseria. Está bien que haya crisis, pero... FIN.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.
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