Hay una violencia que se exhibe y otra que se oculta. Un crimen que escribe mensajes con el cuerpo de los muertos para dejar constancia pública de su poder y un crimen que necesita esconderse para que funcione su maquinaria de violencia y muerte. Cuerpos que cuelgan de un puente para ser vistos por todos y cuerpos que se queman o se entierran para no ser encontrados nunca. Ese es el paisaje del horror mexicano. Pavor de lo que podemos ver, terror de lo que se nos oculta. Terror de ser exhibido en cachos o de no ser encontrado nunca.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.