OPINIÓN

La hora de los ciudadanos

Enrique Krauze EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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En el exiguo y procaz vocabulario político del presidente no existe la palabra ciudadano. Su palabra preferida, se sabe, es "pueblo". Pueblo, como sinónimo de los colectivos humanos que -manipulados o no- han creído en él, lo aplauden, lo veneran y votan sus ocurrencias a mano alzada. Pueblo, como espejo de su abismal narcisismo. Pueblo, cuando y como a él se le antoje definirlo. Pueblo que deja de serlo si en Acapulco amenaza con protestar y así manchar la impecable investidura. Pueblo que limpia sus pecados (sus crímenes más horrendos) con solo mostrar (y no precisamente con abrazos) su apego y su apoyo. Pueblo que se convierte en no pueblo si se aparta un ápice del libreto que él, y solo él, el ungido, tiene derecho a imponer de aquí a la eternidad a este hogar nuestro que es México.