'La hija de Diego Rivera'
Guadalupe Loaeza EN REFORMA
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Cuando conocí a Lupe Rivera Marín, de inmediato advertí a una mujer inteligente, con mucha personalidad, que no tenía pelos en la lengua y muy libre, de allí que nunca imaginara que le hubiera sido tan difícil, a lo largo de toda su vida de 98 años, haber sido hija de Diego Rivera. Esto lo confesó de una forma muy transparente en el programa de De Tavira, Los Despachos del Poder, porque para ella, siempre había sido "un verdadero problema muy grande haber podido tener mi propia personalidad". Cuando murió su padre, en sus brazos, entonces para su hija a quien llamaba "Piquito" (porque el muralista le decía que su madre era como 100 pesos y ella, como "el piquito" de su mamá), fue como una liberación. Imagino que también le sucedió lo mismo cuando murió su mamá, Guadalupe Marín.
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores