Allá en la precuela de mi vida, muchos años ha, está mi abuela partera diciéndole a mi madre "es niña, qué lástima, ser mujer es muy triste". Y cómo no iba a sentenciar tal condena si mi abuela nació en 1917, en un mundo traidor y moroso en pago de esa fantochada que llamamos calidad de vida y que se empeñó en que las mujeres no tuvieran condiciones de igualdad; mi doña Paz nació en un país en el que no tenía derecho al voto, el Estado mexicano vino a establecer en las leyes que hombres y mujeres somos iguales hasta el año 1974. Y tampoco tuvo derecho a elegir la maternidad, ni derecho al goce, ni al placer ni al orgasmo. "No es por vicio ni por fornicio...". ¿Qué habría dicho la abuela de William Shakespeare si al sacar el cuerpecito cubierto de sebo blancuzco descubriera a una mujer?
Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Editorial Plaza y Valdés). Ha colaborado en El Cultural de La Razón, The Washington Post, SinEmbargoMx, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ, Revista SOHO y otros medios. Desarrolla guiones para cine, teleseries y audioseries.