Percibo un cierto descontrol. La Leagues Cup parecería una fiesta que se armó de última hora en casa de un vecino a la cual han llegado muchos invitados sin saber exactamente lo que ahí podía pasar. Hubo quienes desde un principio entendieron a lo que iban y cuál sería su función. Digamos que le dieron seriedad, que se vistieron correctamente para la ocasión y que llevaron suficiente comida y bebida por si su estadía se extendía. Pero... hubo otros que se tomaron muy a la ligera su presencia.