OPINIÓN

Visto desde fuera, la pregunta es si EU cuenta con contrapesos efectivos para contener los excesos en que Donald Trump pudiese incurrir

La contraparte

Luis Rubio EN REFORMA

4 MIN 30 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Un viejo dicho americano dice que "se requieren dos para bailar tango". Por muchas décadas, México y Estados Unidos fueron aprendiendo a bailar en conjunto, pero, luego de un serio y convencido intento al inicio, el corazón de ambas sociedades dejó de estar ahí. En los ochenta, en la mitad de una severa crisis económica que amenazaba con destruir al país, México comenzó una serie de reformas internas y optó por acercarse a Estados Unidos, decisión que implicaba un rompimiento radical en términos históricos, para darle viabilidad al proyecto reformista y a la economía mexicana en el largo plazo. Estados Unidos vio el planteamiento mexicano como la gran oportunidad que su país le ofrecía a México para transformarse. El TLC original, conocido como NAFTA, respondía a esa lógica política. Pero, desde el inicio, las semillas de un futuro complejo habían quedado sembradas porque México contempló al TLC como el fin de un proceso de reforma interna, en tanto que Estados Unidos lo veía como el inicio de una gran transformación de su vecino sureño. Ahora es Estados Unidos el que experimenta una convulsión y no cabe duda que, cualquiera que sea el desenlace, impactará a México.