OPINIÓN

Morena ha impulsado leyes, enmiendas constitucionales y regulaciones sin coherencia, casi todas incompatibles con una economía creciente

La contradicción

Luis Rubio EN REFORMA

4 MIN 30 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
El poder absoluto, ya lo insinuaba Lord Acton, no es garantía de buen gobierno. Más aún cuando todo ese poder está en manos de una cosa etérea llamada Morena que, una vez sin líder en activo y en control de todos los procesos, se está convirtiendo en un ente complejo, propenso a la fragmentación y cada vez más burocratizado. Y peor cuando la ausencia de hasta la más mínima semblanza de contrapeso -resultado tanto del voto popular como de la sobrerrepresentación ilegal de AMLO- no hace sino envalentonar a los elementos más extremos, radicales y disruptivos del partido. Todo lo cual deja a una presidenta en control de parte de la administración y con demostrada habilidad para conducir la compleja relación con Trump, pero no para reconocer lo que hace funcionar a una economía.