Un hombre le explica cosas a Claudia Sheinbaum. Mientras la candidata del oficialismo forma un equipo que dice trabajar para armar un programa de gobierno a partir del diálogo, el Presidente decide escribírselo y enviarlo al Congreso con un mensaje a ella: éste es tu proyecto, éstas son tus prioridades, ésta es tu agenda. Si tienes una propuesta para los siguientes años, tírala a la basura porque ya te he ahorrado el trabajo. No tienes por qué buscar en otro lado, no tienes que consultar a nadie más. He redactado las iniciativas de tu gobierno para que no sientas la molestia de escribirlas tú misma. Como verás, son cambios que alteran sustancialmente la estructura del régimen político del país. No te preocupes por los detalles, solamente es necesario tu respaldo. Claudia Sheinbaum, en menos de lo que habría tardado en leer las 20 iniciativas del patriarca, anunció un apoyo sin reserva. Nada había que revisar de estas propuestas. No era necesario leerlas, estudiarlas, hacer cálculos de viabilidad. No tenía sentido hacer estudios sobre su impacto. Por supuesto, dijo Sheinbaum, estas iniciativas serán la "base sustantiva" de nuestro gobierno.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.